Dark Souls es volver con tu ex por quinta vez: ya sabes que duele, pero qué buenos son esos jefes finales.
💔 Introducción:
Volver a jugar Dark Souls es como volver con esa persona que te rompió el corazón, te hizo crecer, y luego te volvió a romper el corazón.
Sabes que no va a acabar bien. Sabes que vas a sufrir. Tus amigos te lo advierten. Y sin embargo, ahí estás: volviendo al mismo lugar, con la misma armadura emocional hecha de papel higiénico, convencido de que esta vez será distinto. Spoiler: no lo será, y lo sabes.
Solo que ahora, como entonces, vas a aprender algo. A la fuerza.
🧱 Pilar 1: El ciclo de castigo y recompensa
En el juego: Cada jefe es una lección de violencia. Te aplasta, te humilla, te manda a la hoguera a pensar en lo que has hecho… pero cuando lo derrotas, experimentas una euforia tan pura que te olvidas de todo el sufrimiento anterior. Hasta el siguiente.
En la relación: Igual. Peleas. Llantos. Fantasmas del pasado. Pero luego viene una noche bonita, un “te echo de menos”, un abrazo en la cocina… y con un chasquido de dedos, ya olvidaste que hace una semana estabas gritando en el portal.
🔄 Pilar 2: La falsa sensación de que ahora sí estás preparado
En el juego: Subiste de nivel, conseguiste una espada más grande que tú, aprendiste a rodar con gracia. Ahora sí, te dices. Pero el juego no cambia. Solo cambia la forma en la que te machaca.
En la relación: Leíste libros de autoayuda, hiciste terapia, escribiste en tu diario. Ahora sí, piensas, “puedo con esto”. Pero la otra persona no ha cambiado. Solo ha cambiado el decorado del drama.
🤐 Pilar 3: La jerga incomprensible que solo los de dentro entienden
En el juego: Hollowing, poise, i-frames, parry windows. Todo parece parte de un culto hermético. Y de algún modo, acabas hablando en ese idioma sin darte cuenta.
En la relación: “No es que discutamos, es que somos intensos.” “Ella es cáncer con ascendente en escorpio.” “Nos entendemos sin hablarnos.” Claro que sí, campeón. También los jugadores de Dark Souls creen que morir 87 veces es parte de “la curva de aprendizaje”.
🎯 Pilar 4: Todo es culpa tuya. O eso parece.
En el juego: No hay tutorial real. No hay mapa. Si mueres, es porque tú hiciste algo mal. El juego nunca se equivoca. No es injusto, dicen… eres tú que no lo entiendes aún.
En la relación: Cuando algo sale mal, empiezas a pensar si fuiste tú quien reaccionó mal. “Quizá fui muy exigente.” “Quizá no comuniqué bien mis necesidades.” Nunca te preguntas si, tal vez, la estructura está diseñada para romperte.
🪦 Pilar 5: El bucle emocional como mecánica principal
En el juego: Vuelves a la carga. Avanzas, te caes, te frustras, te superas, te emocionas, te frustras de nuevo, y de pronto: victoria. No porque el juego haya cambiado, sino porque tú lo hiciste. O eso crees.
En la relación: Idéntico. Vuelves a empezar. Vuelves a esforzarte. Cambias tú. Aguantas. Te adaptas. Y cuando finalmente parece que va bien… vuelve el jefazo emocional que te dice que nunca fue suficiente.
🧠 Conclusión:
Dark Souls no es solo un juego. Es una experiencia emocional que te enseña, a golpes, que el aprendizaje no es cómodo, que el crecimiento duele, y que la única forma de ganar a veces es dejar la partida. Si no, que se lo pregunten a Rose, del Titanic.
Y esa, tal vez, es la verdadera magia oscura de Dark Souls: te premia por entender que la única forma de ganar es, a veces, no jugar más.
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